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jueves, 17 de febrero de 2011

La semana que pasé enfermo

Últimamente estoy especialmente vago a la hora de escribir para esto, especialmente. Y se junta con el hecho de que desde el viernes de hace dos semanas me han ocurrido un montón de cosas que relato a continuación.

Me dolía la cabeza ese viernes por la tarde y decidí irme a casa pronto, para descansar y poder avanzar durante el fin de semana, a sabiendas de que el domingo por la noche llegaría Isa. Todo el fin de semana metido en cama, con algo de fiebre, tos y dolor de cabeza, sólo salí a buscar a Isa (y porque me obligó), teniendo que esperar un bus al aeropuerto durante más de dos horas.

El lunes era el tercer día que me encontraba mal, así que decidí (instigado por Isa, todo esto es su culpa) ir a la farmacia a comprar algo que me ayudara a combatir eso, pese a que no suelo tomar ningún medicamento salvo que sea considerablemente necesario. La compra, ¡20 euracos!, fue ibuprofeno y un jarabe para la tos. Tomándolos el mismo lunes y a lo largo del martes me sentí mejor y todo iba bien hasta la mañana del miércoles, en la que me levanté cubierto de ronchas y con algo de picor.

Habiendo pasado por la mitad de médicos de Karslruhe, acabé en el doctor Raulin (nombre de señor bastante amo y el de la derecha en esta foto) que me diagnosticó rápidamente alergia al ibuprofeno. Fue entonces cuando descubrí que me habían vendido un jarabe homeopático y no me había dado cuenta, con mi consiguiente cabreo.

La noche del miércoles al jueves fue épica, sin dormir apenas por culpa de los picores y el jueves por la mañana fui a comprar un antihistamínico que el dr. Raulin me había recetado y que hizo efecto bastante bien y rápido.

Total, toda la semana perdida. Menos mal que alquilamos un coche durante el fin de semana (el más barato y resultó ser un A1, vaya cochazo) y recorrimos un poco de Selva Negra y nos acercamos hasta Neuschwanstein. Un viaje que contaré, como el resto de los del último mes, cuando pueda. Espero que pronto.

2 comentarios:

  1. Si claro, la culpa es mia.
    Si te hubieras tomado el antiestamínico el miércoles, el jueves podíamos haber estado de camino a Múnich (eso sí, tú no habrías conducido un A1...)

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